Maximiliano Bertolotti, se presume futuro jefe de policía

El 27 de diciembre de 2019, Omar Perotti a instancias de Marcelo Saín, firmó el decreto n° 268, fundamentándolo en que era una necesidad por el desempeño en los cargos, y Maximiliano Bertolotti, sin concurso previo obtuvo la jerarquía de Subdirector de Policía.
Hoy a cargo de la Unidad Especial de Investigación de Crimen Organizado, algo de lo que se sabe poco y nada; pero que además, se emparenta con expresar cosas que el ciudadano común no conoce, y algunos policías tampoco, queda en un limbo de "mira que groso lo que hacen estos", cuando en rigor de verdad no han hecho absolutamente nada; sino, parémonos nuevamente como lo dijimos hace dos días, en los 600 muertos de el ultimo año y medio en la provincia.
cabe consignar que esta "super brigada", no ha hecho absolutamente anda para contrarrestar los delitos en la provincia, y solo se dedicó a hacer "algunas capturas", con investigaciones de otras unidades operativas.
Hoy, el oficial superior se muestra, e insinúa con persistencia como que será el próximo jefe de policía, a punto tal que ya tendría un borrador con la plana y cargos a sugerir al ministro que venga; al menos así lo expresan algunos de sus pares a quienes habría ofrecido los puestos.
Muchos entiende que Bertolotti ha sido un policía con más con suerte que con formación, primero porque supo estar en el lugar indicado a la hora de ascender; supo vender un producto, aunque no resultó, pero alguien compró; pero además, supo relacionarse, aunque sea impostado, con un solo objetivo, trepar alto.
La causa que quema y que saldrá a la luz pronto
Bertolotti, lleva sobre sus espaldas una causa que no lo deja dormir a veces; y es que su nombre aparece em la denominada, "causa espionaje", que relata las acciones del ex ministro Sain contra varios santafesinos.
Según está en el expediente, hubo pedidos del ex ministro Marcelo Sain para que se obtuviera información de un detenido a cualquier precio; de ahí que las desgravaciones de las charlas entre el funcionario político y el policía, sean graves, puesto que Bertolotti admitía que acataría la orden de torturar a un preso; incluso casi como si fuese un chiste, utilizó la frase “sarandeanita”.
Por mucho menos que esto, un policía estaría en disponibilidad y quizás con un pedido de expulsión de la fuerza; hoy cuestiones atadas al gobierno, y una fiscalía que mira para otro lado, tienen la causa parada, y esferas administrativas no han avanzado en nada.
No se sabría si estos pergaminos serían los que un futuro gobernador quisiera colgarse cuando se habla de una policía diferente y combatiendo el narcotráfico.