La profesionalización se logra con una beca digna y mas atención con lo que está pasando

Recientemente el Secretario de Seguridad Claudio Brilloni públicamente se refirió a la falta de formación de los policías, "déficit de entrenamiento" decía a un diario de la capital provincial.
Mal puede pretenderse exigir a jóvenes donde un alto porcentaje ingresa por necesidad y no por vocación a la policía; y que además tienen distancias enormes en algunos casos para llegar a las escuelas del Instituto de Seguridad Publica I.Se.P.; que den el cien por ciento de sí, cuando el sistema no lo da.
Pero esto de profesionalizar, no escapa a quienes están en actividad, porque también deben concurrir a cursar su carrera, en las mayoría de las jerarquías con carga en el servicio ordinario; lo que transforma el estudio en tedioso; además de los inconvenientes económicos.
Respecto de los cadetes, hoy con una beca de 20.000 pesos, solo les sirve para la adquisición parcial de uniformes propios del instituto; pero no alcanza para material de estudio, para residencia en algunos casos, más otros gastos de alimentos. Cualquier producto, o en este caso, un profesional policial requiere de dinero, algo que muchas veces los gobiernos no están dispuestos a solventar; discursos grandilocuentes; pero a la hora de los hechos, policías faltos de conocimiento.
Recientemente trascendio que el Consejo Interinstitucional del I.Se.P. pidió un aumento en la beca para los cadetes de 30.000 pesos; donde además se destacó que uno de los integrantes sostuvo que la beca debería ser de 50.000 pesos.
Nada alcanza, hay que volver al viejo sistema
No es solo una cuestión de la galopante inflación de nuestro país; se trata de planificar la policía que queremos, o mejor dicho “la policía que los funcionarios dicen, pero no hacen”; si aun hoy hay guardias de 24 horas, es porque alguien no entendio lo que es la seguridad pública, a pesar que muchos cuelgan en sus despachos los diplomas de licenciados.
Hace más de veinte años, los estudiantes a suboficiales u oficiales percibían mientras cursaban un salario o beca que consistía en el 75 % de lo que cobraba un suboficial en actividad recién ingresado a la fuerza; es decir, hoy estaría cobrando casi 100.000 pesos.
Esa sería otra historia y podría generar mas compromiso, mayor empatía con la institución y hasta más exigencias.
Oficinas, licencias médicas, bajas
En la institución policial, y en el propio Ministerio de Seguridad hay cosas que no se dicen, o se evitan comunicar para no exponer los fracasos de las políticas se seguridad de los gobiernos, particularmente en los últimos años.
De los cadetes que son finalmente incorporados para recibirse de auxiliares en seguridad, hay un porcentaje, que por diversas razones deja el cursado; sanciones, se cansan, no les gusta; o simplemente consiguen un trabajo; con lo cual se pierden vacantes.
No es menor, lo que ocurre con quienes ya son policías en actividad; la policía como institución muchas veces maltrata a los trabajadores, por diferentes motivos; malos jefes, una sociedad violenta, problemas personales, abusos; y estos suelen abandonar la policía.
En los últimos años, muchos policías, particularmente mujeres, han renunciado a la institución, la mayoría de ellas han dicho que estaban cansadas, sin poder ver a sus hijos mas seguido, ser parte de sus estudios primarios; algo razonable si los servicios están lejos de ser asignados a un ser humano; esas renuncias no se recuperan, es personal que se pierde, pero desde los lugares de decisiones políticas jamás se mira.
Quienes no tienen la posibilidad de renunciar porque necesitan un salario comienzan a buscar los atajos de ir a trabajar a oficinas “via amigos”; de hecho, hoy el Ministerio de Seguridad tiene casi cien policías en sus oficinas.
¿Está mal que los policías busquen las comodidades de las oficinas? Quizas, la reflexión que habría que hacer es, cuál es la razón por la cual no quieren estar en una comisaría o en una unidad operativa.
También, quienes deciden permanecer en la fuerza por necesidad, y sin contar con alguien que pueda acomodarlos en alguna oficina, optan por licencias medicas, que en muchos casos son maliciosas, y que un sistema administrativo que no controla lo permite.
En realidad habría que preguntarle a los cadetes que dejan el I.Se.P., a los policías que renuncian, o que huyen a oficinas o buscan licencias medicas, que les esta pasando; aunque la respuesta ya la sabemos; la lógica indica plantearse que haremos a futuro.
Que un funcionario responsable de la seguridad pública hable de “un defit de entrenamiento”, es disparatado, acaso, ¿cuál es el rol de este Secretario, solo cobrar un suculento salario?